"La mujer no llevará vestido de hombre, ni el hombe vestido de mujer,
porque Dios aborrece al que hace tal cosa"
Deuteronomio 22,5.
Travestismo y Transformismo términos muy similares, que a veces confundimos. Ambas prácticas comparten un mismo hecho, vestirse y tomar actitudes propias del sexo contrario, pero difieren en el sentimiento. Digamos que el Transformismo es más frío, la persona se “transforma”, se maquilla, se viste, pero una vez que todo ello se elimina, se vuelve a la cotidianidad. En el Travestismo quizás haya una implicación sentimental más profunda, hay un intento, prologando o limitado, de sentirse mujer u hombre.
La palabra Travestismo nace en 1910 de manos del investigador Magnus Hirschfeld en su obra “Conductas sexuales humanas”. Claro que este médico alemán entendió el acto de vestirse con ropas del sexo contrario como una perversión clínica. Mucho se ha adelantado y corregido de estas palabras. Personalmente creo que podríamos eliminar cualquier tópico o circunstancias que se le suelen atribuir. Hay tantos y tan variados ejemplos de travestís, que muchos se escapan de los límites que impone cada definición.
Pero no hubo que esperar hasta 1910 para hablar de travestismo, anteriormente se usaba el término eonismo. Con esta expresión se definía aquella persona que adoptaba los roles del sexo opuesto, aunque se le daban matices sexuales. La palabra en cuestión proviene de D’Eon de Beaumont, al que más adelante le dedicaremos unas frases.
A lo largo de la Historia el travestismo ha sido una práctica repetida constantemente en todos los ámbitos. Tanto por hombres, como por mujeres, siendo más famosos los casos de hombres que visten de mujer que al revés. Célebres nombres de personajes históricos y hazañas quedarían incompletos sino hablamos del fuerte componente travesti, valga para ello el caso de Juana de Arco.
Las primeras noticias sobre travestís nos llegan desde la Antigüedad. Se conservan muchísimos vasos cerámicos decorados con figuras y escenas que narran este tipo de prácticas.
Una de las primeras historias conocidas nos la cuenta Hesiodo en su obra “Los trabajos y los días”, donde narra una de las versiones de la vida de Tiresia. Un día estando en el bosque el muchacho observa dos serpientes copulando y decide matar a la hembra. Como castigo divino, quedó convertido en mujer repentinamente. Tiresia comenzó entonces a vivir y ejercer como mujer, sexo incluido, hasta que una tarde observa de nuevo a dos reptiles copulando. Tiresia opta ahora por matar al macho y recuperó su género primigenio. Zeus que discutía con Hera sobre si el hombre disfrutaba más del sexo que las mujeres, mandó llamar a Tiresia para que resolviese el debate. La respuesta fue muy clara: la mujer es la que más disfruta. Estas palabras causaron tal malestar en Hera, que montó en cólera y le arrancó los ojos. Finalmente Zeus arrepentido le concedió el don de la clarividencia. Quizás en este caso estemos hablando más de Transexualidad que de Travestismo.
Pero no sólo era éste el único episodio de travestismo en la mitología clásica. El héroe Hércules, considerado el ideal masculino, también tiene un momento travesti. Cuando Hércules es vendido como esclavo a la Reina Onfalia surge una historia de amor entre ellos que sería conocida porque ambos invierten sus roles. La reina se viste con la piel del león de Nemea, mientras Hércules vestido de mujer, trenzas incluidas, se pasaba los días hilando con una rueca.
Otro héroe, Aquiles, también tuvo su pequeño momento travestido. Alertada por el Oráculo de Delfos de que su hijo moriría en Troya, Tetis decide disfrazarlo de doncella y esconderlo en la corte del Rey Licomedes en Esciros. Su nombre ficticio fue Pirra (“pelirroja”). Allí fue descubierto cuando ante el ofrecimiento de joyas y armas por parte de Ulises, disfrazado de mercader, éste opta por lo segundo.
Ovidio en sus “Metamorfosis” cuenta el mito de Ifis. La extrema pobreza en la que vivían sus progenitores obligó a su padre Ligdo a tomar una drástica decisión: no podrían mantener a una hija, si no nacía varón tendría que matarlo. Teteusa, su desesperada madre, pide la intercesión de Isis, quien se aparece como matrona y le ordena que cuidase a su futuro hijo, con absoluta independencia del sexo al que pertenezca. Finalmente nace una niña, pero su madre la hace pasar como hombre a lo largo de toda su vida. Su padre Ligdo jamás dudó el sexo de su hijo, a quien le impuso el nombre de Ifis en honor a su abuelo. Con los años, Ifis comenzó una relación con la joven Yanta, a la que abandona porque era consciente de que aquella relación era imposible, puesto que era mujer. Madre e hija acuden al templo de Isis a implorar clemencia. Se aparece de nuevo la diosa Isis y finalmente Ifis sale del templo convertido en varón.
Como toda costumbre griega fue continuada en Roma, pero de una forma más intimista. De todas formas el travestismo fue algo muy común y frecuente en el mundo del teatro.
Con la llegada de la religión católica se supone que llega el final de todo esto, pero no. La religión que hoy señala con el dedo y acusa a todo aquel que se traviste, cuenta en su lista hagiográfica con varias travestís.
Desde los primeros tiempos, desde sus inicios muchos Santos se encargaron de hablar sobre travestismo y acusar, aunque aquí no se hacen distinciones entre travestismo y transexualidad. Esto podemos verlo claramente en el Evangelio de San Mateo, donde se escribe “Eunucos que se hicieron tales a sí mismo por el Reino de los Cielos”. Entendemos por Eunuco un hombre castrado, que al sufrir la pérdida de sus genitales se iniciaba en él un proceso de feminización, era una consecuencia hormonal. Más tarde Freud hablaría de esto cuando teoriza sobre lo que denominó “Complejo de Castración”.
San Jerónimo insistiría en la misma idea. De sus Cartas podemos extraer citas tan claras como: “Otras se visten de hombres, cambian la indumentaria, se avergüenzan de ser de lo que nacieron, se cortan los cabellos y alzan, con impudor, la apariencia de un hombre”. También San Ambrosio sentenciaba en otra de sus Cartas: “Lo que la propia naturaleza aborrece tiene que ser inapropiado. La naturaleza viste a cada sexo con la indumentaria adecuada”.
La palabra Travestismo nace en 1910 de manos del investigador Magnus Hirschfeld en su obra “Conductas sexuales humanas”. Claro que este médico alemán entendió el acto de vestirse con ropas del sexo contrario como una perversión clínica. Mucho se ha adelantado y corregido de estas palabras. Personalmente creo que podríamos eliminar cualquier tópico o circunstancias que se le suelen atribuir. Hay tantos y tan variados ejemplos de travestís, que muchos se escapan de los límites que impone cada definición.
Pero no hubo que esperar hasta 1910 para hablar de travestismo, anteriormente se usaba el término eonismo. Con esta expresión se definía aquella persona que adoptaba los roles del sexo opuesto, aunque se le daban matices sexuales. La palabra en cuestión proviene de D’Eon de Beaumont, al que más adelante le dedicaremos unas frases.
A lo largo de la Historia el travestismo ha sido una práctica repetida constantemente en todos los ámbitos. Tanto por hombres, como por mujeres, siendo más famosos los casos de hombres que visten de mujer que al revés. Célebres nombres de personajes históricos y hazañas quedarían incompletos sino hablamos del fuerte componente travesti, valga para ello el caso de Juana de Arco.
Las primeras noticias sobre travestís nos llegan desde la Antigüedad. Se conservan muchísimos vasos cerámicos decorados con figuras y escenas que narran este tipo de prácticas.
Una de las primeras historias conocidas nos la cuenta Hesiodo en su obra “Los trabajos y los días”, donde narra una de las versiones de la vida de Tiresia. Un día estando en el bosque el muchacho observa dos serpientes copulando y decide matar a la hembra. Como castigo divino, quedó convertido en mujer repentinamente. Tiresia comenzó entonces a vivir y ejercer como mujer, sexo incluido, hasta que una tarde observa de nuevo a dos reptiles copulando. Tiresia opta ahora por matar al macho y recuperó su género primigenio. Zeus que discutía con Hera sobre si el hombre disfrutaba más del sexo que las mujeres, mandó llamar a Tiresia para que resolviese el debate. La respuesta fue muy clara: la mujer es la que más disfruta. Estas palabras causaron tal malestar en Hera, que montó en cólera y le arrancó los ojos. Finalmente Zeus arrepentido le concedió el don de la clarividencia. Quizás en este caso estemos hablando más de Transexualidad que de Travestismo.
Pero no sólo era éste el único episodio de travestismo en la mitología clásica. El héroe Hércules, considerado el ideal masculino, también tiene un momento travesti. Cuando Hércules es vendido como esclavo a la Reina Onfalia surge una historia de amor entre ellos que sería conocida porque ambos invierten sus roles. La reina se viste con la piel del león de Nemea, mientras Hércules vestido de mujer, trenzas incluidas, se pasaba los días hilando con una rueca.
Otro héroe, Aquiles, también tuvo su pequeño momento travestido. Alertada por el Oráculo de Delfos de que su hijo moriría en Troya, Tetis decide disfrazarlo de doncella y esconderlo en la corte del Rey Licomedes en Esciros. Su nombre ficticio fue Pirra (“pelirroja”). Allí fue descubierto cuando ante el ofrecimiento de joyas y armas por parte de Ulises, disfrazado de mercader, éste opta por lo segundo.
Ovidio en sus “Metamorfosis” cuenta el mito de Ifis. La extrema pobreza en la que vivían sus progenitores obligó a su padre Ligdo a tomar una drástica decisión: no podrían mantener a una hija, si no nacía varón tendría que matarlo. Teteusa, su desesperada madre, pide la intercesión de Isis, quien se aparece como matrona y le ordena que cuidase a su futuro hijo, con absoluta independencia del sexo al que pertenezca. Finalmente nace una niña, pero su madre la hace pasar como hombre a lo largo de toda su vida. Su padre Ligdo jamás dudó el sexo de su hijo, a quien le impuso el nombre de Ifis en honor a su abuelo. Con los años, Ifis comenzó una relación con la joven Yanta, a la que abandona porque era consciente de que aquella relación era imposible, puesto que era mujer. Madre e hija acuden al templo de Isis a implorar clemencia. Se aparece de nuevo la diosa Isis y finalmente Ifis sale del templo convertido en varón.
Como toda costumbre griega fue continuada en Roma, pero de una forma más intimista. De todas formas el travestismo fue algo muy común y frecuente en el mundo del teatro.
Con la llegada de la religión católica se supone que llega el final de todo esto, pero no. La religión que hoy señala con el dedo y acusa a todo aquel que se traviste, cuenta en su lista hagiográfica con varias travestís.
Desde los primeros tiempos, desde sus inicios muchos Santos se encargaron de hablar sobre travestismo y acusar, aunque aquí no se hacen distinciones entre travestismo y transexualidad. Esto podemos verlo claramente en el Evangelio de San Mateo, donde se escribe “Eunucos que se hicieron tales a sí mismo por el Reino de los Cielos”. Entendemos por Eunuco un hombre castrado, que al sufrir la pérdida de sus genitales se iniciaba en él un proceso de feminización, era una consecuencia hormonal. Más tarde Freud hablaría de esto cuando teoriza sobre lo que denominó “Complejo de Castración”.
San Jerónimo insistiría en la misma idea. De sus Cartas podemos extraer citas tan claras como: “Otras se visten de hombres, cambian la indumentaria, se avergüenzan de ser de lo que nacieron, se cortan los cabellos y alzan, con impudor, la apariencia de un hombre”. También San Ambrosio sentenciaba en otra de sus Cartas: “Lo que la propia naturaleza aborrece tiene que ser inapropiado. La naturaleza viste a cada sexo con la indumentaria adecuada”.
Pero una cosa fue la teoría y otra la práctica. La tradición de santas travestís se ha venido repitiendo a lo largo de los siglos. Santiago de la Vorágine en su “Leyenda Dorada” relata alguna de sus vidas. Normalmente estas biografías están señaladas por una línea común. Se trata de mujeres que deben sufrir el martirio de adoptar el papel de hombres para llevar a la práctica aquello que consideraban justo.
Uno de estos primero nombres es el de Santa Tecla que tuvo que vestirse de hombre para acompañar a San Pablo en su misión evangelizadora. Santa Perpetua fue otra travesti, aunque en este caso hablamos solo de un sueño que tuvo en el que aparecía como un hombre luchando en el anfiteatro contra las fieras. La historia de Santa Pelagia es muy significativa. La mujer pasó su vida vestida como un ermitaño y con su nombre en masculino, Pelagio, hasta que a su muerte descubrieron que era una mujer. Esta misma historia es repetida en vidas de otras santas como Santa Marina, Santa Margarita, Santa Eugenia, etc.
Estas historias de santas travestidas siempre han gozado de un enorme interés por parte de los historiadores que desde el siglo XIX han venido divagando sobre ellas. Se ha pensado incluso que el origen de la devoción a santas travestís está en el culto pagano de los Afroditos de Chipe, en los que mujeres travestidas eran sacrificadas, mientras que los hombres lo adoraban vestidos de mujeres. Esta idea fue muy difundida hasta hace poco. Otros historiadores atribuyen el éxito de estas historias a que su mensaje pregona la asexualidad considerada ideal por el cristianismo.
La vida de la Monja Alférez, es decir, Catalina de Erauso constituye un ejemplo excepcional. Fue una monja con una actitud muy viril, que le llevó a colgar los hábitos y huir de la tranquilidad propia de un convento. Catalina llegó a simular e intentar ocultar sus atributos femeninos para convertirse en soldado de espada. Se vistió como un hombre y se comportó como tal. De esta forma inició muchísimos viajes hasta que llega a las Indias, donde participó en numerosas batallas de la conquista. Su carácter luchador, valiente y su audacia con la espada le dieron una enorme fama, por lo que le fue concedido el título de Alférez. Catalina vivía así bajo un nombre masculino, siempre metida en peleas y como soldado que era no perdía oportunidad para coquetear con mujeres. En una ocasión actuó como padrino de un amigo durante el duelo de éste con otro. Su amigo resultó gravemente herido, Catalina decide intervenir dándole muerte a su rival, quien moribundo afirmó que verdaderamente era una mujer y es que éste no era otro que su hermano. Su afición por las peleas y disputas la llevó a ser detenida, decide entonces pedir clemencia al obispo Agustín de Carvajal, a quien le confiesa su verdadero sexo. Escandalizado por la historia, ordenó a un grupo de matronas que la examinasen, llegando a la conclusión de que verdaderamente se trataba de una mujer y que permanecía aún virgen. Su caso llegó hasta la corte y Felipe IV la recibió con grandes honores, la bautizó como la Monja Alférez y la autorizó para que siguiese utilizando nombre de varón. Más tarde viajó a Roma, donde el Papa Urbano VIII le concedió el permiso de vestir como hombre.
Como toda gran historia, la de Catalina de Erauso tiene sus antecedentes. El más evidente es la biografía de Juana de Arco. Anterior incluso es la vida de María Pérez “la Varona”. Se trata de una mujer que en el siglo XII no tuvo reparos en vestir y adoptar el papel de un hombre para formar parte de las filas militares en plena reconquista. Su importante labor en defensa de la fé cristiana la llevó a ser muy reconocida.
Pero estamos ante casos excepcionales. Las prácticas travestís jamás eran expuestas públicamente y se reservaban al ámbito privado y más íntimo, por ello apenas poseemos noticias de la Edad Media y Moderna. Si sabemos que fiestas como los Carnavales se convertían en la excusa perfecta para travestirse. Además el teatro era otro trampolín ideal, sobretodo en época barroca.
Muy frecuente fue en Francia, Gran Bretaña o Italia representaciones teatrales con actores y actrices travestidos. El carácter cómico que adquiría este tipo de actuaciones le otorgó una enorme fama, sobretodo si era un actor quien se travestía de mujer. Tal éxito llegó a obtener que en Gran Bretaña se llegó a imponer un término propio para estos actores, “travesty”. Era una especialización dramática que obligaba a sumergirse completamente en el papel del sexo contrario. Los actores hacían de mujeres y viceversa. Se llegó a tal perfeccionamiento que el público no sabía distinguir el verdadero sexo de los intérpretes. De aquí surgió Madame Vestris, una de las más famosas, conocida como “la Reina Travestí”.
En la otra parte del mundo, en Oriente, el Kabuki causaba furor durante los primeros años del siglo XVII. Se trata de una forma de teatro tradicional japonés. Era una mezcla entre teatro y danza donde las jóvenes mujeres interpretaban, a veces con tintes cómicos, escenas de la vida cotidiana. El escándalo surgió con el ambiente de prostitución y violencia que lo rodeaba. Por tal motivo en 1629 las mujeres fueron expulsadas, sustituyéndose por actores masculinos que se ataviaban de mujeres. Con ello el Kabuki experimentó una evolución: el drama ganó más protagonismo en detrimento de la danza, su éxito comenzaba a crecer. Las escenas eran de tintes obscenos. Lejos de terminar con la prostitución, ésta adquirió un auge insospechado. Eran muchos los hombres que tras terminar la función requerían los servicios de cualquier jovencito, hasta el punto de producirse importantes enfrentamientos por hacerse con los favores sexuales de un determinado actor. Finalmente en 1653 se decide suspender estas prácticas.
Carlo Brochi nació en Italia a principios del siglo XVIII. Durante su infancia destacó por su hermosa voz, idónea para la ópera. Ello motivó que fuese castrado siendo niño para preservar así su maravillosa voz. Fue educado y se formó en los mejores centros de la época. Bajo el nombre artístico de Farinelli se convirtió en uno de los mejores intérpretes de la historia de la ópera. Su hermosa voz le permitió además especializarse en la interpretación de papeles femeninos, por lo que era frecuente verlo travestido. Así es representado en algunos grabados de la época.
En la Francia del siglo XVIII, justo antes de la Revolución, tiene lugar uno de los casos más famosos de la Historia. D’Eon de Beaumont fue un joven que decidió vestirse de mujer y de hombre para investigar las causas de la misteriosa muerte de su hermana. Esta actitud ambigua fue propia a lo largo de toda su vida, llegando incluso a mantener relaciones sexuales con ambos sexos. Nunca llegó a saberse si realmente se trataba de una mujer o de un hombre.
El siglo XIX llega con nuevos espectáculos y lugares de fiestas muy vinculados con el travestismo, que en esta centuria quedará estrechamente unido al mundo del arte, teatro y música. La literatura seguirá encontrando en los travestís una fuente de inspiración única.
En 1868 llega a España La Revista, un género musical de teatro muy vinculado al cuplé que tanto furor causaba. El brillo y las plumas de las vedettes atrajeron a muchísimos homosexuales, que no dudaron en travestirse y actuar como una más en muchos números. Todo esto continuó en el siglo XX, la época de esplendor de este género gracias a las divas favoritas del momento como La Argentinita, La Bella Chelito o La Goya. En medio de este contexto aparece la figura de Álvaro Retana. Un joven deslenguado de familia acomodada que vivó por estos ambientes, diseñando muchos de los trajes que las vedettes lucían en sus espectáculos y componiendo canciones. Sus novelas son una importante fuente de documentación para imaginar y vislumbrar ese transformismo tan frecuente en estos ámbitos. El propio Retana no tenía reparos en autodenominarse “un buen imitador del sexo de Eva”. En sus apariciones públicas no fueron pocas las veces en las que se presentaba ataviado con kimono, cejas muy depiladas y labios pintados a la manera de “boca de piñón”, la moda de la época. Muy comentada fue su aparición vestido con un traje de seda durante una manifestación de proletarias republicanas.
La vida de Álvaro Retana siempre estuvo marcada por el escándalo. Con la Guerra Civil fue condenado a muerte “por rojo y por maricón”, pero gracias a la clemencia de Juan XIII no se llevó a efecto esa sentencia, pasando 9 años en prisión. En estos difíciles años franquistas fue varias veces llamado a declarar por utilizar de forma irreverente símbolos cristianos. Su actitud libre y libertina le causó muchos problemas en este sentido. En una ocasión el fiscal le acusó de beber semen de jóvenes en un cáliz. Ante tal acusación se defendió declarando: “Señoría, yo eso prefiero tomarlo directamente”. Finalmente, como tantos otros, murió olvidado.
A partir de entonces surge una vinculación muy estrecha entre travestismo, espectáculo y farándula que llegará hasta nuestros días. En años aún de la dictadura eran muchos los lugares donde las travestís despistaban a la censura y actuaban. “El Molino” en Barcelona fue uno de los más famosos.
Durante todo el transcurso del siglo XX asistimos al desarrollo y evolución del Cine. El séptimo arte optó en muchos casos por una temática relacionada con este fenómeno. Ya desde los inicios en el cine mudo Charles Chaplin se vistió de mujer en alguna película. A él le siguieron muchísimos nombres. Desde el blanco y negro hasta el color el travestismo ha sido la base de muchos títulos muy reconocidos y famosos. Podríamos empezar con los papeles de Tony Curtis y Jack Lemmon en “Con faldas y a lo loco” y terminar con “Priscilla, Reina del desierto”, protagonizada por un grupo de travestís fans de ABBA. Pero no sólo de historias ficticias se alimenta el Cine, también se versionaron y adaptaron casos reales. Como ejemplo podríamos citar a “Mulán”, producida por la factoría Disney.
En el cine español vemos algunos casos en películas de los 70. El factor travestí en estos casos adquiere matices burlescos, como podemos ver en alguna interpretación de Paco Martínez Soria. Sin duda, uno de los que mejor ha tratado este tema ha sido Pedro Almodóvar que ha conseguido que este tipo de personajes sean característicos en su trayectoria. El último pudimos verlo de la mano de un soberbio Javier Cámara en “La Mala Educación”. Otros directores optaron por retratar a travestís reales, como el caso de Ventura Pons con José Pérez Ocaña.
El mundo de la Revista tuvo una competencia muy importante: La Copla. Los años 60 y 70 estarán marcados por las grandes damas de la copla que tuvieron su versión en travestí. Sara Montiel en el cuplé y Marifé de Triana junto a Lola Flores en la copla serían las preferidas. La propia Lola confesaba en su testamento oral redactado durante su intervención en “Cantares”: "Cuando me muera quiero que me pongan en el teatro Calderón para que todas las mariquitas, que me quieren mucho, vengan a verme".Paco España fue uno de los pioneros en la España de la transición. Aparecía en televisión y en películas como “Un hombre llamado Flor de Otoño”. Son los años de los locales especializados en espectáculos de travestís siempre en las zonas más undergorund de las ciudades, como el Gay Club o el Centauros en Madrid. Pero sin duda, la que más fama obtuvo fue La Esmeralda de Sevilla.
En una difícil Sevilla nace La Esmeralda. Pronto gozó de gran popularidad por su carácter alegre y dicharachero. Sus espectáculos de copla y chistes estuvieron marcados por la transgresión. La Esmeralda se convirtió en uno de los rostros populares de la televisión y también del cine, puesto que cuenta con una película autobiográfica. Por tener, tiene hasta imitadoras hispanoamericanas.
Años después, ya a principios de 1980 hace su aparición el sevillano artista José Pérez Ocaña. Pintor de brocha gorda en su localidad de Cantillana, un buen día decidió marcharse a Barcelona, donde se convirtió en fundamental de su historia cultural underground, alternando la cal con sus escandalosas reinterpretaciones marianas. Allí era frecuente verlo travestido llamando siempre la atención. José Pérez Ocaña muere precisamente travestido, cuando en 1983 en su pueblo natal un niño incendió con una bengala el traje de Dama de las Camelias que llevaba.
Durante los 80 el optimismo y las ganas de cambiar y hacer cosas nuevas fue un importante empuje para las travestís. En estos años llega a España la travestí más famosa: Divine. Glenn Milsteald fue un joven nacido en Baltimore. Desde siempre sintió que era diferente, por lo que siempre fue víctima de rechazos e insultos. Siendo adolescente comienza a travestirse y a prepararse como actor. Poco a poco se fue haciendo de una fama hasta que su rostro ocupó la portada de la revista Life. Su pelo a lo Taylor, su maquillaje exageradísimo y su forma de comportarse y vestir fijó la base estética travestí que incluso hoy reina. A España llegó en torno a 1984, aquí muchos jóvenes se arrodillaron ante ella, posó desnuda para Pablo Pérez Minguez y actuó en varias ocasiones, una de ellas en el programa “La Edad de Oro”, conducido por Paloma Chamorro.
La Movida que se produjo en el Madrid de principios de los 80 también estuvo muy marcada por el factor travestí. Ejemplo de ello fue el dúo musical constituido por Pedro Almodóvar y Fabio Mcnamara. Ataviados con pelucas, batas de guatiné, collares de plástico y mucho maquillaje la pareja cantaba uno a uno sus hits en unos espectáculos inéditos en España hasta entonces. Pedro iniciaría esa estética bizarra al combinar sus atuendos femeninos con sus rasgos viriles como su bigote o vellos en el pecho. Fabio, la Fanny, estaba continuamente travestido, lo que le ocasionó graves problemas con miembros de Fueza Nueva cada vez que iba a visitar a sus amigos Costus.
Además en estos años se implantaría en nuestro país el paso más allá del travestismo, hablamos de las primeras transexuales nacionales. Aquellas quienes ya no se conforman con vestirse de mujer y adoptar sus roles, sino que deciden someterse a una operación de cirugía. Como ellas mismas confiesan, son mujeres nacidas con cuerpo equivocado.
Con los 90 el fenómeno travestí se convierte en cotidiano. No es nada extraño encender la televisión y ver alguna travestí. Ya en los años 80 era más que frecuente ver a un Javier Gurruchaga continuamente travestido. Muchas de estas travestís terminaron operándose, convirtiéndose en transexuales. Una de las más famosas fue Cristina, conocida como “La Veneno”. Su rostro fue uno de los más populares en la España de mediados de los 90. La deslenguada Veneno aparecía noche tras noche en el programa “Esta noche cruzamos el Missisipi”, siempre impresionante, vestida con provocativos diseños de Pepe Rubio. Otras fueron famosas a niveles de locales nocturnos, como Carmen de Mairena o Tina Cristal y Vicky Aranda en Sevilla.
A nivel internacional el travestismo incluso era una forma estética a seguir, el caso de la imponente Ru-Paul es muy llamativo. Su bello rostro fue la imagen de la prestigiosa casa de cosméticos MAC. Otras adoptaron papeles más reivindicativos y luchadores en países que no atravesaban una buena situación, como por ejemplo Alejandra Bogue o Ruva Duval en México. El travestismo ya tenía una estética particular y muy propia, que años atrás ya habían adoptado cantantes, como el ambiguo David Bowie o Boy George, anunciando lo que otros hacen hoy, como Marilyn Manson
Los noventa terminaban con un triunfo claro por parte de las travestís. Muy representativo es el caso de Dana Internacional. La joven israelí comenzó como travestí hasta convertirse en transexual. Por este motivo era perseguida por sectores fundamentalistas de su país, llegando incluso a estar amenazada y prohibida. Su victoria llegó con su triunfo en el festival de Eurovisión con la canción “Diva”.
También esta última década ofreció otra forma de travestirse. Hablo de las Drags-Queen. Se trata de una indumentaria basada en atuendos femeninos, pero donde todo se exagera al máximo. Estarán más ligadas al mundo de la noche, en especial a las discotecas. Este fenómeno quizá deba estar más relacionado con el Transformismo.
En estos años actuales aparecen travestís increíbles, cuyas actitudes rompen por completo los límites de cualquier definición posible. Travestís ligadas al mundo del arte, travestís muy transgresoras y originales. Algunas como La Prohibida llenas de modernidad, otras como Nacha La Macha que saben combinar a la perfección la tradición con la modernidad, llegando a tener una forma de ser propia y muy particular. Es una de mis preferidas. Muchas incluso juegan a combinar rasgos masculinos con los femeninos, dando como resultado una apariencia muy bizarra, por ejemplo podría citar a las divertidas Fellini o Feldene-Flesh.
Cantantes y otras personalidades de la cultura adoptaran la estética y las actitudes de estas travestís, ya antes comenté el caso de Marlyn Manson. En España podríamos hablar de Arrakis (siempre sorprendente e interesante), Nancys Rubias, etc.
El auge y el éxito es tan enorme que desde el año 2003 hasta el 2006 se han venido celebrando en Madrid los festivales “En Plan Travestí”, donde tienen cabida todo tipo de artistas.
Sirvan estas líneas para expresar la admiración y veneración absoluta que siento por el colectivo travestí y transformista. El título “Con los tacones de mamá…” va dedicado a ese tierno momento en que los niños, escondidos en el cuarto de baño o la habitación comienzan a dar rienda suelta a sus deseos cuando empiezan a ponerse las ropas de su madre y el maquillaje de su hermana mayor… La travestí nace…. Sé que por ignorancia y brevedad no cito todas las que deberían estar. Eso os lo dejo a vosotros....
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7 comentarios:
Qué carisma para nombrar esta columna,un evento privado tan íntimo y conformativo...
¡felicidades!
Buscando informacion sobre la historia del travestismo es como llegue a tu blog, ya que en wikipedia si pones "travesti" aparece una especia de broma de no muy buen gusto. Relamente es interesantisimo todo lo que cuentas y el titulo me ha llegado al corazon.
Muchas gracias por esta informacion que a las chicas travestis tambien nos gusta saber de nuestros antepasados y como hemos ido avanzando a lo largo del tiempo.
Brigitte Strass de Uruguay.
P.S: deberias subir esta info a wikipedia ;)
Enhorabuena por esta entrada!! Impresionante trabajo de documentación muy bien elaborado y presentado!!
Es hora de hacer justicia y llamar las cosas por su nombre, y dado que la Copla está de moda no es sólo hora de rescatar viejas canciones. Hagamos mención a personajes como Miguel de Molina, Tomás de Antequera, Pedrito Rico, Miguel de los Reyes y dos artistas que fueron únicos en una España complicada muy relacionados con esta entrada: Antonio Amaya y Rafael Conde "el Titi".
Para conocer mejor la personalidad de Antonio Amaya recomiendo la lectura de sus memorias escritas por otro grande del transformismo: Pierrot, toda una figura en los principales espectáculos de Barcelona, Madrid, Bilbao y Sevilla. Él, Pierrot, también ha recopilado el testimonio personal de artistas del mundo del espectáculo que han luchado y reivindicado la libertad sexual en un libro titulado "Memorias Trans".
Y ya para finalizar, no puedo dejar de mencionar a mi queridísimo Juanito Díaz, más conocido por "Juanito el Golosina" por aquella cancíon que le escribió el recordado Antonio Flores y que también podría formar parte de este pequeño homenaje.
Por cierto, se me olvidó dejar esta guinda que quiero, espero y deseo que se sepa disfrutar con muchísimo respeto y agrado.
http://www.youtube.com/watch?v=z4IihHNErMs
Y viva el travestismo... y la libertad!!
Alguna fuente bibliográfica?
Realmente es tan viajo como la humanidad y realmente muchos realmente no se nota no la diferencia a mi y he tratado de buscar en la historia , profundizar en el conocimiento cientifico por que esta practica a mi me gusta tanto por que me gustan las mujeres pero es impresionante como disfruto al travestirme y sentirme una de ella, mas que buscarle una quinta pata al gato yo he llegado a la conclusion que es una costumbre normal que no tiene nada de malo ya que no conosco ninguna que le haya pedido prestado el c..... y que e smuy enriquecedora en muchos aspectos tengo toneladas de informacion buscando los origenes de mi enfermedad y les pudo decir que no es una enfermedad algun dia ojala podamos profundizar en el tema y podremos descubrir muchisimas cosas juntos .... si hay alguien que en vez de encasillar quiere realmente ver un poquito mas alla del arbol .alejandro.den@gmail.com
REFERENCIAS, de donde sacas toda esta información?
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