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Genio y Figura
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Personajes de Copla: Gabriela y Rita Ortega Feria.
En la Andalucía de los cafés cantantes hubo un apellido, una saga de bailaores y cantaores que reinaron sobre los escenarios y tablaos… los Ortega, la dinastía que terminaría con uno de sus más aplaudidos nombres: Manolo Caracol.
Gabriela Ortega Feria nació en Cádiz en 1862, heredó de su familia el arte para el baile, destacando en las alegrías y los tangos. Siendo muy joven, con apenas 14 años debutó en el mítico Café de Silverio, alcanzando un gran éxito. Se dice en Sevilla que era tal la afluencia de público para verla bailar que el propio Silverio tenía que seleccionar a las personas que acedían.
Uno de estos asiduos era el torero Fernando Gómez García “el Gallo”, que se enamoró perdidamente de la bailaora. A partir de entonces se desencadena entre los dos una historia de amor casi de ficción.
La familia de Gabriela no aceptaba a Fernando como pretendiente de Gabriela, incluso le prohibieron acercarse a ella. Un día Fernando se aproximó a Gabriela y le rogó que se casasen sin que su familia se enterase; el Gallo preparó una boda falsa en su casa de la Plaza de la Mata, la ceremonia fue oficiada por su picador que hizo las veces de sacerdote, mientras que su banderillero ejerció de sacristán. Los hermanos de Gabriela cuando se enteraron de lo ocurrido fueron a por ella ya que era una menor y se la llevaron a Cádiz.
Fernando no desistió y viajó a Cádiz, donde alquiló una habitación de una pensión y simuló allí estar gravemente enfermo. El aviso de su gravedad llegó a oídos de Gabriela que fue corriendo a visitarle. El plan había funcionado, Fernando se la llevó a Sevilla y allí quedó embarazada.
Con su hijo José en la residecia de la Alameda.
Gabriela rodeada por sus hijos. Joselito en el centro y Fernando y Rafael a ambos lados. Las damas son sus hijas Trini y Lola, sentada con su hija en brazos.
Rafael Gómez Ortega, el Gallo o el divino calvo, alcanzó la gloria del toreo en su época, siendo considerado un auténtico maestro. Su fama se vio incrementada con su fugaz matrimonio con Pastora Imperio. Joselito el Gallo es hoy una leyenda de la historia del toreo. En la Sevilla de la época fue tratado con honores de rey hasta en sus funerales.
La Señá Gabriela se convertiría así en una de las personalidades más respetadas y aclamadas de la Sevilla de principios del siglo XX. Era tratada como una auténtica reina madre y su forma de ser despertaba la atención de los intelectuales del momento. Gabriela representaba a la perfección el dolor de la mujer en los toros. Gabriela fue esposa y madre de toreros, ya que sus tres hijos fueron matadores: Rafael, Fernando y José. Sus hijas, además, también se casaron con toreros: Gabriela contrajo matrimonio con su primo hermano Enrique Ortega “el Cuco” (banderillero de Joselito), Trinidad se casó con Manuel Martín Vázquez y Lola con el célebre Ignacio Sánchez Mejías.
Visitando a s hijo Rafael tras sufrir una cogida. Al otro lado está su hija Trini.
Los días de corrida eran de auténtica pesadumbre en la casa de la Alameda. Allí tenían una pequeña capilla presidida por una imagen de la Virgen de la Esperanza Macarena, a la que rezaban todas las mujeres de la familia encabezadas por la Señá Gabriela hasta que llegaban las noticias en telegramas. Del mismo modo, en Semana Santa era costumbre que la Señá Gabriela fuese detrás de la Virgen de la Macarena durante toda la procesión, mientras que Joselito iba de nazareno.
Finalmente, Gabriela falleció en 1919 un año antes de la trágica muerte de Joselito en la Plaza de Talavera de la Reina.
Noticia de la muerte de Gabriela.
El semblante de majestad que desprendía la imagen de la Señá Gabriela fue captado por algunos escritores del momento. El periódico “La Lidia”, especializado en toros, la trataba con el título de reina madre y así el poeta José Antonio Ochaíta le dedicó un espléndido poema, coronándola como la reina de Sevilla y madre de los príncipes gitanos Rafael y José.
"La reina gitana" artículo especial dedicado a la Señá Gabriela.
El personaje y su historia llena de contrastes de profundo sufrimiento y desbordadas alegrías despertaron la atención del poeta Rafael de León, que sintetizó la personalidad de Gabriela en “Los niños de la Gabriela”. La copla fue compuesta para Lola Flores que la interpretó en la película “Embrujo”, por lo que fue muy difundida entre el público de la época. Su letra comienza recreando la estampa clásica de la imagen de la Señá Gabriela sentada en su mecedora, citando el abanico como uno de sus distintivos. También refleja el dolor y desesperación de las tardes cuando toreaban sus tres hijos, así como la intensidad del momento cuando llegaban las noticias…
Su nieta, la genial Gabriela Ortega Gómez recita "Baladillas de la Señá Gabriela" de Ochaíta.
"Embrujo" (1947) Lola Flores interpreta "Los niños de la Gabriela" (Quintero, Lón y Quiroga).
RITA ORTEGA FERIA: Mi Rita bonita.
Tan legendaria como Gabriela, fue su hermana Rita Ortega Feria, apodada en el ambiente de los cafés cantantes como “La Rubia” por el color de su pelo que tanto llamó la atención.
Rita Ortega alcanzó una gran fama como bailaora, especialmente en Málaga donde se veía como una de las señas de identidad del Café de Chinitas. La fama y su temprana muerte la convirtieron en leyenda y así fue plasmada en la copla “Mi Rita Bonita”, compuesta por el Maestro Solano y Olivareros.
Mientras bailaba en el escenario del Chinitas, Rita despertó el amor en el empresario Francisco Monje, conocido popularmente como Paco “el Guarriro”. Era un gitano presumido, con cierta fortuna y con una vida muy holgada, tenía dos carnicerías y varios negocios relacionados con los cafés cantantes de Málaga. La pareja contrajo matrimonio y Rita se retiró del baile. Cuentan que eran muy famosos las salidas y paseos de ambos, siempre ataviados con sus mejores galas. Era muy frecuente encontrarlos en todos los focos sociales del momento, especialmente en la Plaza de Toros, donde tenían reservadas dos localidades.
Gabriela Ortega tuvo una gran competencia en el baile, La Mejorana. Se dice que la enemistad entre ambas era reconocida. Una noche ambas se batieron en un duelo de baile, que ganó La Mejorana y que trajo graves consecuencias para Gabriela, ya que estaba embarazada y sufrió un aborto. Años después, su primogénito se casaría en Madrid con la hija de La Mejorana, Pastora Imperio.
Una noche coincidieron en el escenario La Mejorana y Rita Ortega, ésta decidió vengarse de la Mejorana en honor a su hermana. La lucha entre ambas fue mediante el baile. Cuentan que la primera en bailar fue la Mejorana, que bailó mejor que nunca. Seguidamente Rita comenzó su baile frenético y enérgico, sin parar durante mucho tiempo, despojándose de sus zapatos. La pugna terminó con el triunfo de Rita, que se desmayó al terminar. Quedó tan mal tras el baile que murió pocos días después.
Su viudo, Paco, lloró su fallecimiento toda su vida. Jamás volvió a ir a los toros, aunque mantuvo la reserva de las dos localidades que solía ocupar la pareja. Los días de corrida sus asientos eran cubiertos con un mantón de seda negro bordado.
El malagueño Miguel de Molina popularizó la copla “Mi Rita bonita”, que introduce variaciones en el final respecto a la historia de la bailaora. La composición alcanzó un gran éxito, pero el exilio del artista motivó su desaparición. Posteriormente, sería rescatada por Paquita Rico.
Paquita Rico canta "Mi Rita bonita" (Solano y Oliveros).